Ya se fuman hasta los carros. Todos los días miles de robos de autopartes suceden en el mundo, y uno de los más comunes es el de los convertidores catalíticos. Muchas ciudades europeas, desde Madrid hasta Moscú, reportan que los propietarios de automóviles pierden este dispositivo por culpa de los ladrones, quienes comercializan los elementos químicos de los cuales son fabricados. El rodio, el platino y el paladio tienen gran demanda en el mercado negro, mientras los dueños de los vehículos afectados deben ir al taller para adquirir un escape nuevo. Una onza de platino está por el orden de los cinco millones de pesos colombianos, mientras una de paladio se cotiza en $2.5 millones.
Ya se fuman hasta los carros
Los convertidores catalíticos controlan, filtran y reducen los gases nocivos para la salud y el medio ambiente que emiten los motores de combustión interna a gasolina o diesel.
«El catalizador va colocado entre el colector de escape y el primer silencioso de la línea de escape y está formado por una estructura en el interior de material cerámico con forma de panal de abejas. La composición incluye sustancias activas como óxido de aluminio, metales nobles como platino, rodio, paladio, retardadores y promotores que regulan la acción del catalizador, al entrar en contacto con los gases de escape.
El catalizador se encarga de transformar los gases de escape en dos fases: primero, oxida el monóxido de carbono y los hidrocarburos sin quemar y los convierte en dióxido de carbono y agua. Y segundo, produce la reducción de los óxidos de nitrógeno, convirtiéndolos en nitrógeno», explica la revista española Autofácil.
Los delincuentes comercializan los metales de los convertidores, pero todo lo demás es reciclable, así que ahí también hay negocio.
Pero ahora, el problema no solo radica en el hurto sino en las drogas. Literalmente, hay gente que se están fumando los convertidores como si fueran marihuana o heroína.
Las autoridades africanas de Kinshasa, Congo, están alerta por un desenfrenado robo de filtros y tubos de escape, pues con los materiales de fabricación varios individuos producen un estupefaciente llamado «Bombe», que significa «poderoso» en el idioma local lingala.
El fármaco se obtiene triturando el núcleo de panal de cerámica del convertidor, del cual se extrae un polvo color marrón que se mezcla con tranquilizantes, vitaminas o pastillas para dormir. Los consumidores de Bombe pueden permanecer inmóviles durante horas o dormir durante días. Según los usuarios «el Bombe te calma, te cansas, te quedas en algún lugar de pie o sentado durante mucho tiempo. Cuando terminas, te vas a casa sin molestar a nadie». Algunos fuman la mezcla, y obtienen el mismo efecto.
Las autoridades del Congo están advirtiendo sobre el peligroso uso de los metales de los convertidores catalíticos, ya que pueden causar cáncer. Igualmente, a la policía para intentar reducir el robo de este repuesto.
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