Los concesionarios de las marcas de Stellantis en EE.UU no están nada contentos encantados con la forma en que Carlos Tavares está dirigiendo la compañía y menos el rumbo que están tomando las marcas que se venden en ese país.
En una carta abierta al empresario portugués de 66 años, el Consejo Nacional de Concesionarios Stellantis de EE. UU (NDC) le acusa de llevar al cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo hacia un «desastre» mientras su cuenta bancaria suma casi 40 millones de dólares más solo por el año pasado. Además, el CEO es criticado por provocar la «rápida degradación» de Jeep, Ram, Dodge y Chrysler.
Las ventas de Jeep cayeron 9% en el primer semestre de 2024, mientras que las de Ram descendieron 26%. Chrysler sufrió una caída del 8%, mientras que Dodge bajó 16%. Fiat subió 67%, pero eso suena mejor de lo que realmente es, ya que la marca italiana sólo vendió 316 unidades en Estados Unidos hasta junio. En cuanto a Alfa Romeo, las entregas aumentaron 2%.
Con fecha del 10 de septiembre, la carta abierta destaca las enormes preocupaciones que tienen los concesionarios de Estados Unidos sobre el rumbo que está tomando el grupo:
«La cuota de mercado de sus marcas se ha reducido casi a la mitad, el precio de las acciones de Stellantis está cayendo, las plantas están cerrando, los despidos son rampantes y los ejecutivos clave huyen de la empresa. Demandas de inversores, demandas de proveedores, huelgas… las consecuencias están aumentando. Su propia red de distribución, su cuerpo de concesionarios, ha quedado en un estado anémico y disminuido».
A su vez, Stellantis emitió una respuesta:
«En Stellantis, no creemos que los ataques personales públicos, como el que se incluye en la carta abierta del presidente de NDC contra nuestro director ejecutivo, sean la forma más eficaz de resolver los problemas. Hemos iniciado un camino que resultará exitoso. Seguiremos trabajando con nuestros concesionarios para evitar cualquier disputa pública que retrase nuestra capacidad de ofrecer resultados».
Pero no todo es pesimismo en Stellantis. Esta semana anunció planes para invertir 406 millones de dólares en tres plantas de Michigan para fabricar vehículos eléctricos junto con sus homólogos de combustión. Una de ellas es Sterling Heights, donde Tavares dijo recientemente que las pick ups necesitan demasiadas reparaciones justo después de salir de la línea de montaje.
Igualmente, se afirmo que ninguna de las 14 marcas bajo el paraguas corporativo será eliminada. Aunque Tavares dijo en julio que las marcas no rentables serían eliminadas, una declaración oficial posterior reiteró que la compañía se mantiene fiel a su plan original anunciado en 2021.
Cuando se creó el gigante automotriz a principios de ese año, Tavares se comprometió a invertir dinero en todas las marcas durante 10 años. Eso significa que las que enfrentan dificultades como Chrysler en EE. UU., así como Lancia y DS Automobiles en Europa, deberían estar a salvo al menos hasta el final de la década.
Los concesionarios estadounidenses quieren que Tavares tome las decisiones correctas para que Stellantis pueda recuperar la participación de mercado perdida y utilizar plenamente la capacidad de producción disponible. Para el gremio, esta situación se vio venir desde hace tiempo y «ha estado dando la voz de alarma» al equipo ejecutivo durante más de dos años. Acusan a Tavares de establecer un rumbo que «iba a ser un desastre a largo plazo. Un desastre no solo para nosotros, sino para todos los involucrados, y ahora, ese desastre ha llegado».
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