Los fabricantes de automóviles europeos sumaban años ganando dinero en China, pero ahora se ha volteado la torta porque les ha llegado el rato de las pérdidas. Las marcas premium están desembolsando «cientos de millones» de euros para evitar que sus concesionarios quiebren, debido a las nuevas condiciones del mercado oriental.
La venta local de automóviles nuevos allí cambió, porque las marcas nacionales cada vez son más agresivas en diseño, costos y tecnología, y la guerra de precios ha obligado a los productores de automóviles occidentales a aplicar grandes descuentos a sus propios modelos para seguir siendo competitivos. Pero esos descuentos no son sostenibles por mucho tiempo, y por ello algunos concesionarios han tenido que cerrar sus puertas.
Según Auto News, BMW ha gastado “cientos de millones” de euros para mantener a flote su red de concesionarios en China, y las marcas rivales como Mercedes y JLR también han invertido grandes sumas para ayudar a evitar que sus minoristas vayan a la bancarrota.
Una de las tiendas insignia de BMW, la Beijing Xingdebao 5S, se ha visto obligada a cerrar. «Xingdebao ya no vende automóviles y ha suspendido sus servicios posventa», según un aviso colocado en la puerta del concesionario la semana pasada. La empresa con sede en Beijing está buscando inyecciones de capital y otras soluciones para resolver su crisis financiera y pagarle los tres meses de sueldo que le debe a sus empleados.
Las ventas de BMW en China han caído 30 por ciento en el tercer trimestre de este año, mientras las de Jaguar Land Rover han disminuido 17%. Las ventas de autos de lujo en China cayeron 8.5 por ciento en los nueve primeros meses respecto al año anterior hasta los 1.9 millones de vehículos, según datos de la Asociación de Autos de Pasajeros de China.
Igualmente, la Asociación de Concesionarios de ese país afirmó que se espera el cierre de 2.000 establecimientos.
Fotos: BMW y PEI Architect
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