Land Rover tenía una racha de noticias buenas, hasta ahora. La marca, que registró sus mayores ganancias en una década en mayo pasado, gracias principalmente al éxito del Defender, acaba de anunciar el despido de hasta 500 empleados en el Reino Unido.
JLR afirma que ofrecerá al 1,5% de su plantilla un «paquete de despido voluntario» a quienes cumplan los requisitos, con la expectativa de que no más de 500 personas lo acepten. El fabricante afirma que el paquete está dirigido a puestos directivos, pero no especificó qué instalaciones o departamentos se verán afectados.

«Como parte de nuestra práctica comercial habitual, ofrecemos regularmente a los empleados que cumplen los requisitos la oportunidad de dejar JLR a través de programas limitados de despido voluntario», declaró un portavoz a la publicación Autocar.
La reducción de personal se debe a los aranceles que ha impuesto Donald Trump a los productos británicos. Desde el final del año fiscal de JLR (31 de marzo de 2025), el presidente de EE.UU impuso una tariff del 25 % a todos los vehículos fabricados en el extranjero que ingresaran a EE. UU. Jaguar Land Rover suspendió inmediatamente los envíos a EE. UU., y solo hasta hace unos dias ha reanudado las exportaciones a Norteamérica.

La compañía atribuyó en parte a los aranceles la reducción del 10,7 % en las ventas mundiales del último trimestre. El otro factor importante es Jaguar, que actualmente no fabrica ningún auto, ya que se está renovando para ser totalmente eléctrica, y su lanzamiento está previsto para principios de 2026.
La única buena noticia es la nueva negociación del arancel del 10 % para el Reino Unido. Esto significa que los modelos Range Rover, fabricados en Inglaterra, no estarán sujetos a impuestos tan altos al llegar a EE. UU. Sin embargo, los Defender, fabricados en Eslovaquia, siguen sujetos a los aranceles completos del 25 %. Una mala noticia, ya que es el modelo más popular de la compañía.
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