Si quiere más potencia, pague. Así dice VW.

A pesar de las críticas, los fabricantes de automóviles siguen manteniendo las controvertidas suscripciones. Por un dinero adicional, las marcas ofrecen para ciertos modelos un upgrade, en especial en tecnología y equipamiento.

Hace unos años, BMW intentó cobrar una cuota mensual por asientos calefactados, pero los usuarios no lo aceptaron. En el extremo opuesto, Mercedes-Benz aún ofrece el Aumento de Aceleración para sus modelos EQ, que inicialmente cuesta 1200 dólares el año, una idea que Volkswagen está adoptando para el ID.3 eléctrico en el Reino Unido.

Auto Express informó inicialmente que el ID.3 Pro y el Pro S solo tienen 201 caballos. La letra pequeña indica que los propietarios pueden «activar la mejora de potencia opcional (28 HP adicionales) por una tarifa».  En resumen, Volkswagen está cobrando más a los clientes para darles la potencia que sus autos ya tienen.

VW ofrece la opción de una prueba gratuita de un mes, una suscripción mensual o anual, o la posibilidad de adquirirla de por vida. Estos costos son: 22.3 dólares al mes, US 211 al año o US 880 al contado, respectivamente. Es una decisión rara y poco rentable para quien compra un auto que cuesta alrededor de 50,000 dólares.

Pero este pago parece innecesario para quienes opten por el leasing en lugar de comprar. Automotive News Europe informó a finales de 2023 que más del 40% de las nuevas matriculaciones de leasing en el Reino Unido eran vehículos eléctricos, por lo que alguien que solo conserve el auto durante unos años podría ahorrarse unos cientos de dólares.

No parece que valga la pena, pero revela la posición y la mentalidad de la industria. Los fabricantes de automóviles buscan nuevas fuentes de ingresos en un momento complejo y costoso para la industria, y los ingresos recurrentes provenientes de miles o millones de conductores resultan tentadores.

Se pensaría que gastar decenas de miles de dólares garantizaría la compra y la propiedad total de un vehículo, pero eso ya no es así cuando el software se interpone entre el usuario y el hardware. Las licencias y los acuerdos de usuario final restringen la propiedad, mientras que la Ley de Derechos de Autor del Milenio Digital (Digital Millennium Copyright Act) dicta lo que un usuario puede y no puede hacer con esa licencia.

Los fabricantes de automóviles estadounidenses ya están argumentando en los tribunales que los clientes no son propietarios absolutos de los vehículos que adquirieron, citando el software y las licencias en su intento de restringir las leyes de derecho a reparación. A medida que los fabricantes integren más software en los autos, ya sean eléctricos o de combustión interna, facilitará aún más el acceso a la potencia, las funciones de seguridad o a otras funciones de hardware, ya que no se puede poseer el código con derechos de autor de otra persona. El experimento de VW en el Reino Unido debería ser una alerta roja para los compradores de todo el mundo.

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