El Monterey Car Week es una de las ferias más prestigiosas del mundo automovilístico, porque reúne vehículos únicos de todo el planeta. Entre ellos, está un Ferrari 412 P Berlinetta de 1967, que seguramente muchos lo tuvimos como carrito de colección, en escala mínima de Matchbox.
Esta joya, diseñada por Fantuzzi, es considerada por muchos como el auto de carreras más hermoso jamás fabricado, tanto que se cotiza que podría costar entre 30 y 40 millones de dólares (120 mil y 160 mil millones de pesos colombianos). De lograrse la venta, sería el Ferrari más caro en una subasta.
Solo se construyeron cuatro ejemplares de este vehículo en tiempos en que Ferrari luchaba contra Ford por la supremacía de Le Mans. Cada uno fue fabricado de acuerdo con las especificaciones requeridas por el equipo privado que los llevaría a competir. Todos se hicieron basados en el 330 P3: dos de ellos fueron para NART y Scuderia Filipinetti, y los otros dos para Ecurie Francorchamps y Maranello Concessionaries.
Pero no todos fueron convertidos para uso de calle como este de la subasta con número de chasis 0854, que fue encargado por Maranello Concesionaires en la primavera de 1967. Inmediatamente lo pintaron con una raya azul clara Cambridge sobre la carrocería color Rosso Corsa.
Hizo su debut en los 1.000 kilómetros de Spa 1967 en manos de Richard Attwood y Lucien Bianchi. Terminó tercero en la general, acercando a Ferrari un paso más al título del campeonato de ese año.
También compitió en las 24 Horas de Le Mans, donde tuvo que retirarse por un fallo en la bomba de aceite. Los cambios normativos adversos obligaron a su venta en 1968 a David Piper, quien pagó 15.000 libras esterlinas por él. También optó por reemplazar la sofisticada carrocería de aluminio original con paneles de fibra de vidrio moldeados. Él sabía que reparar la carrocería original lo mantendría alejado de la pista durante largos períodos y perdería un tiempo precioso.
Piper no se detendría ante nada para hacer realidad su sueño de correr. Incluso llevó el Ferrari a Sudáfrica, para competir en la Serie Springbok internacional. Él fue quien decidió convertirlo en un auto de cabina abierta. El nuevo diseño proporcionaría un enfriamiento natural bajo el abrasador sol africano.
El modelo Berlinetta convertido en Spider sufrió algunas cicatrices de batalla. Estaban tan mal que hubo que reconstruir el coche y Piper reanudó las carreras con otros modelos. Vendió el Ferrari en 1969 a un residente de EE.UU., el entusiasta de Ferrari Chris Cord de Filadelfia. Lo convirtió en un roadster y recorrió las carreteras de Pensilvania durante los dos años siguientes. Viajó también a Reino Unido y Japón cual trotamundos y regresó a Estados Unidos.
El duenio actual, fanático del automóvil, lo ha tenido desde 2005. Por fortuna, los paneles de aluminio originales hechos a mano se guardaron de manera segura, y tras una restauración de nueve años el automóvil volvió a su forma original por encargo de Maranello Concessionaires.
El Ferrari 412 P Berlinetta de 1967 está propulsado por un motor V12 de aspiración natural de 4.0 litros. Desarrolla 414 caballos y está acoplado a una transmisión manual Ferrari de cinco velocidades. La aguja del velocímetro llega hasta los 192 km/h.
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