La Unión Europea ha abierto una investigación para comprobar si los fabricantes de automóviles chinos han recibido ayuda estatal que les da una ventaja injusta sobre las empresas de automóviles occidentales.
Un informe del New York Times revela exactamente cuánta ventaja obtienen las compañías chinas cuando se trata de fijar el precio de sus automóviles. La estadística destaca que Nio pierde 35.000 dólares por cada vehículo eléctrico que produce. No es de extrañar que los fabricantes de automóviles y los reguladores europeos estén preocupados, algo más que los fabricantes estadounidenses que están hasta cierto punto protegidos en su mercado interno mediante aranceles de importación. Pero si las empresas automovilísticas chinas como Nio pueden soportar ese tipo de pérdidas y seguir avanzando, al menos por ahora, entonces Estados Unidos debería estar tan preocupado como sus aliados en Europa.
El Times informa que el respaldo del gobierno chino permite a empresas como Nio seguir creciendo, a pesar de perder dinero. Dice que cuando Nio estuvo a punto de quedarse sin efectivo en 2020, el gobierno local inyectó mil millones de dólares por una participación del 24 por ciento en la empresa, que se complementó con otros 1.600 millones de dólares de un grupo liderado por un banco controlado por el estado. Sin embargo, no todos los fabricantes de automóviles chinos están perdiendo dinero: BYD triplicó sus ganancias a 1.500 millones de dólares en el primer semestre de este año, informa el NYT.
Empresas como Nio también pueden fabricar automóviles con un desembolso mucho menor que el que requieren las marcas occidentales. El trabajador promedio en una fábrica de automóviles china gana 30,000 dólares al año, cerca de una cuarta parte de lo que los trabajadores estadounidenses sindicalizados reciben en salarios y beneficios. Asimismo, cuando los investigadores llevaron a cabo el desmantelamiento de un BYD Seal EV estimaron que costaba 35 por ciento menos que un VW ID.3 fabricado en Europa. Y para completar, las empresas chinas también están a la vanguardia de la tecnología de baterías.
La toma de control por parte de Japón de toda la industria de las motocicletas en los años 1960 y 1970, y del mercado automovilístico estadounidense en 1980 y 1990, pareció arrasadora en ese momento, pero con el poder del Estado chino, la guerra de los vehículos eléctricos será a muerte.
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